viernes, 30 de marzo de 2012

Pateando un poquito


Hoy vamos a detenernos en un tema completamente ajeno al boxeo: el pateo en deportes de combate. Proponemos algunas ideas para desarrollar una estrategia posible de pateo, que no es la única, ni tampoco necesariamente la mejor, pero es la más eficiente que hemos encontrado. Estamos pensando en deportes en los que el pateo no tiene tácticamente un rol privilegiado, sino que va de la mano y en igualdad de condiciones con el juego de puños. Es decir que estamos pensando en estilos como kick boxing o sanda, antes que, por ejemplo, taekwondo. Las ideas que presentamos surgen, como la mayoría de las ideas, de un problema con el que nos hemos topado en la práctica, a saber: ¿cuándo patear? Mucho después de haber desarrollado una técnica de piernas mínimamente aceptable, nos encontramos con que no sabemos cómo “transferir” con éxito la técnica adquirida a la situación deportiva concreta. Esta problemática no es exclusiva del pateo, sino que se da muy comúnmente en el aprendizaje de todos los aspectos de los deportes de combate. La sola incorporación de la técnica no garantiza una mejora en el desempeño combativo global del practicante. Así, muchas veces nos vemos a nosotros mismos tirando inútilmente patadas al aire, no sólo sin noción de la distancia, sino directamente sin comprender el sentido de lo que hacemos. ¿Por qué patear -o dejar de hacerlo- en un momento determinado, en ciertas circunstancias? ¿Cómo patear? ¿A qué técnica recurrir?

Esto pone de manifiesto la radical insuficiencia de los métodos de entrenamiento basados exclusiva o primordialmente en drills o en la repetición de técnicas preestablecidas. El desarrollo de otras propuestas de entrenamiento más variadas, más cercanas a la experiencia de los estudiantes y, por lo tanto, más eficaces es un requerimiento indispensable de cualquier plan de enseñanza combativo eficaz. Por lo pronto, empero, nos detendremos en un paso previo al de las estrategias didácticas. Nos focalizaremos en delinear mínimamente una estrategia combativa posible, en la que a su tiempo podrá basarse una estrategia didáctica.

Consideramos un juego técnico básico de 3 patadas: frontal, lateral y circular.

1) Las dos primeras tienen diferencias más técnicas (o biomecánicas) que tácticas. Su ejecución es distinta, pero las condiciones en que se las aplica, en la estrategia que proponemos, son similares. Esto se debe a que las dos tienen una trayectoria recta. Las consideramos “patadas solitarias” porque no las usamos para combinar con los puños, sino para aplicarlas y luego desplazarnos o, a lo sumo, para combinarlas con otras patadas. Una patada solitaria puede aplicarse:

a. Para repeler un avance del rival. Este es el contexto más favorable. Nos alejamos, no damos al oponente una distancia de intercambio y cuando se acerque con los puños lo frenamos con una patada lateral o frontal.

b. Como ataque aislado. No recomendamos usarlas para, al bajar la pierna, intentar un ataque de puños. A menos que la patada le haya causado un verdadero daño, esto probablemente resulte más favorable al rival que a nosotros, ya que, cuando apoyemos el pie pateador en el suelo, él nos estará esperando mejor parado (sobre ambas piernas) y por lo tanto más móvil y explosivo. Si utilizamos estas patadas para atacar, recomendamos hacerlo en una distancia larga para, a continuación, o bien alejarnos con desplazamientos laterales, o bien lanzar otra patada (y por lo tanto mantener la pelea en la misma distancia larga).

2) La patada circular. Esta es la patada más usada en deportes como el kick boxing. Esto se debe a la relativa facilidad con la que puede combinarse con los puños.

a. Lo normal debería ser no “abrir” el juego con la patada circular. Trabajar de mayor a menor (patear primero, boxear después) nos vuelve predecibles y nos expone a contragolpes por parte del rival.

b. Es recomendable preparar las condiciones para la patada circular abriendo la combinación con los puños. Así el rival se concentrará en defenderse de nuestras piñas, dejando de prestar atención a la patada, que entonces podrá impactarlo (sea a zona baja, media o alta) con mayor daño y menores riesgos de contragolpe. La circular después de una combinación de puños se puede usar como golpe de persecución (cuando el rival se escapa, la patada se prueba eficaz por ser más larga que los puños), o bien en la misma distancia de puños para completar el ataque.

c. Es recomendable usar la circular al momento de la ruptura de un clinch (sin la intervención del árbitro).

d. No es recomendable usar la circular mientras el rival se acerca, salvo que lo hagamos cambiando el ángulo. Si bien es probable que la patada conecte a un rival que va hacia adelante, esta situación también nos deja expuestos a recibir sus puños, por lo que no es recomendable.

Estas indicaciones, sumamente breves y preliminares, pueden darnos una mínima estrategia de pateo a la hora de encarar un combate donde tales técnicas son legales. Puede que no ofrezcamos la mejor estrategia posible, pero una mala estrategia siempre es mejor que ninguna.